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domingo, 3 de abril de 2011

Revolución y Caricatura: el desconocimiento de la otredad

Dr. Antonio Fuguet Smith.
Una de las facultades humanas es el mirarse en el espejo. El mejor espejo es el otro, sin duda alguna. No nos gusta saborear la amarga y agria experiencia del otro. Lo que podemos hacer es escuchar, ponernos en sus zapatos y, si es el caso cuando tenemos el poder, tratar de solucionar de raíz el problema. Esta solución es primeramente responsabilidad inaplazable de quienes ejercen cargos de servicio público. El no hacerlo es demostración de una gran insensibilidad humana y ciudadana. Es desconocimiento de la otredad.

En estos días hemos visto cómo se ha desarrollado una huelga de hambre, realizada por docentes y estudiantes universitarios. En general sus motivaciones son las de hacer que el gobierno de turno vea la problemática, escuche y resuelva. No voy enumerar la multiplicidad de problemas ampliamente conocidos acerca del sector, problemas acumulados en el ejercicio gubernamental actual, el que cuenta ya con 12 años de poder.

Pero las reacciones del gobierno y de instancias oficialistas, ante las acciones de la comunidad universitaria para hacerse escuchar, son demostraciones de una gobernabilidad caricaturesca. Se nos ha hecho saborear una realidad troglodita y bizarra de la Venezuela de hoy. Muy lejos les queda el término de surrealismo latinoamericano. Pero lo que sí es cierto es que son gestores del SUB: subigualar o igualar por debajo, subscribir la miseria material, mental y espiritual, subyugar las instituciones y, fundamentalmente, subestimar al otro.

Entre esas reacciones cabe destacar algunas que pretenden desorientar a la opinión pública, tales como: a) llamar al debate y no recibirnos para la discusión; b) promover una campaña de desacreditación en los medios del Estado que son también nuestros, pero que ellos usan a su antojo; c) encadenar al país para hacernos escuchar las caricaturescas expresiones, cuentos de vaqueros e informaciones incompletas y parcializadas del “jefazo” y, d) tergiversar la naturaleza de actos académicos de graduación, convirtiéndolos en escenarios de campaña electoral.

Lo peor de esta situación es que lo hacen con la anuencia y complacencia de personalidades, quienes en la “cuarta república” defendían y participaban en paros, huelgas, marchas, piquetes y hasta en actos de violencia mientras ejercían sus derechos ciudadanos, académicos y gremiales. Se supone era correcto hacerlo antes, pero hoy no. Además, se beneficiaron de las becas Gran Mariscal de Ayacucho, se fueron por caminos verdes para ascender académicamente, se aprovecharon de conquistas gremiales para recibir permisos de representación, fueron asesores de otros gobiernos según sus especialidades y hasta ejercieron cargos en ministerios e instituciones del Estado.

Respeto el modo de ser de cada quien, pero no deseo verme como ellos. Yo me identifico mejor con esos patriotas que están en huelga de hambre y han cerrado sus bocas en señal de protesta. Los admiro por su valentía. En el reconocimiento del otro, encuentro el sendero correcto de mi actuación. En consecuencia, pienso que el sensibilizarse por el otro sería una característica de perfil humano del servidor público, quien por encima de sus intereses y proyectos, deben estar el colectivo, el de nación y el pueblo.

Dr. Antonio Fuguet Smith. Doctorado UPEL-IPC afuguet@cantv.net

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