Dr. Antonio Fuguet Smith.
En mi última entrega evaluaba la actuación del régimen desprovista de idearios como inteligencia, sentimiento, compromiso, racionalidad y experticia, conceptos que orientarían una nueva visión de lo revolucionario. Argumenté que se requiere de cambio de dirección en las bases de la revolución del socialismo del Siglo XXI, cambio que permita la búsqueda de otros fundamentos de verdadera revolución que genere calidad gubernamental y bienestar en la población. Estos idearios constituyeron la base de cinco postulados recurrentes y complementarios que llamé revoluciones. Terminé ofreciendo mi compromiso de escribir sobre ellos, pero dado los acontecimientos recientes, que demuestran el ventajismo y el abuso de poder, me veo en la obligación ante la nación y los educadores, de continuar con mis críticas al régimen.
La aprobación de unas leyes que sirven más a las pretensiones de un nuevo emperador que a la nación es una violación a todo ideal y conducta democrática. Este proceso se burla de la racionalidad procedimental y aleja a los legisladores de un perfil de sabiduría hacia uno de envilecimiento, convirtiéndolos en verdaderos traidores de la democracia. No hace falta una ley habilitante para solucionar problemas que se acumularon en 11 años de gestión deficiente y que afloraron con las lluvias, lo que hace falta es voluntad de hacer las cosas bien y de aglutinar la acción de todos en bien público.
El madrugonazo que pretendió poner a la autonomía y la gestión libre e independiente de las universidades fue otro atropello. En esta oportunidad no sólo se fue en contra de los procedimientos legislativos, como siempre, sino en contra de una tradición histórica de la educación venezolana. La Ley Universitaria les permitiría cerrar el camino de crecimiento autónomo y autogestionario de las instituciones tradicionales y nacientes. Crearía falsas expectativas al promover una participación mal orientada, llena de demagogia y acciones irrealizables. Se impone, pues, una revisión profunda de su contenido sobre la base de una participación de expertos, académicos y estudiantes, especialmente de quienes han demostrado su capacidad de estudio y dedicación a su carrera.
Otro de los hechos deplorables fue como se han expresado sobre el Expresidente Pérez. Ello constituye otra evidencia de falta de tolerancia y toca el nivel de insensibilidad. Yo en forma muy sencilla lo adversé, pero eso no implica que no tenga consideración ante su investidura y en momentos de transcendencia. En su gestión realizó lo que creyó conveniente para el País dentro del marco de lo democrático. Eso es lo que diferencia al Estadista del simple gobernante de turno. Así, ante las crisis, el primero diría “la República tiene unos recursos de reserva”, el segundo, como en efecto así fue, diría “yo tengo unos realitos por ahí”.
Sabemos que este año será difícil. Eso quedó demostrado con la instalación de la Asamblea Nacional, en donde se hizo gala de la nueva geometría del poder sobre la base de la mitad más uno. Todo ello con el silencio de los demás poderes e instituciones del Estado. Adiós a la participación, al acuerdo negociado y a la representación de grupos, especialmente de las minorías. Adiós a la inmunidad parlamentaria. El colmo fue que se ofrecieran “carajazos” a la oposición y con ello al 52% de los votantes venezolanos.
El nuevo dueño del país hará ver el 2011 más duro ya que su forma de actuar es el de complicar todo, el de hacer sentir el caos y no los patrones y las regularidades ya que eso iría en contra de sus planes. Disfrazado de cordero da pasos hacia atrás para coger impulso, para darse tiempo.¡Qué táctica! Así que, debemos observar y accionar con cuidado ante las decisiones de vetar la Ley y de no aumentar el IVA. Por supuesto, ellos constituían detonantes como el de la gasolina en tiempos de la Cuarta República.
Sin embargo nos queda la posibilidad de trabajar hacia perfiles de mejor inteligencia, sentimiento, compromiso, racionalidad y experticia como revoluciones del conocimiento y del progreso, en oposición a la revolución armada del emperador. Esos perfiles serían las armas de una verdadera revolución del pensamiento y de la acción guiada por deseos de trabajo, opinión justa y acción democratizadora. Ello permitirá frenar esta falsa revolución caricaturesca.
Dr. Antonio Fuguet Smith.
Coordinador de la Línea de Investigación
En políticas Públicas e Innovaciones Educativas.
Doctorado Educación, UPEL-IPC.
afuguet@cantv.net
Enero, 2011.
En mi última entrega evaluaba la actuación del régimen desprovista de idearios como inteligencia, sentimiento, compromiso, racionalidad y experticia, conceptos que orientarían una nueva visión de lo revolucionario. Argumenté que se requiere de cambio de dirección en las bases de la revolución del socialismo del Siglo XXI, cambio que permita la búsqueda de otros fundamentos de verdadera revolución que genere calidad gubernamental y bienestar en la población. Estos idearios constituyeron la base de cinco postulados recurrentes y complementarios que llamé revoluciones. Terminé ofreciendo mi compromiso de escribir sobre ellos, pero dado los acontecimientos recientes, que demuestran el ventajismo y el abuso de poder, me veo en la obligación ante la nación y los educadores, de continuar con mis críticas al régimen.
La aprobación de unas leyes que sirven más a las pretensiones de un nuevo emperador que a la nación es una violación a todo ideal y conducta democrática. Este proceso se burla de la racionalidad procedimental y aleja a los legisladores de un perfil de sabiduría hacia uno de envilecimiento, convirtiéndolos en verdaderos traidores de la democracia. No hace falta una ley habilitante para solucionar problemas que se acumularon en 11 años de gestión deficiente y que afloraron con las lluvias, lo que hace falta es voluntad de hacer las cosas bien y de aglutinar la acción de todos en bien público.
El madrugonazo que pretendió poner a la autonomía y la gestión libre e independiente de las universidades fue otro atropello. En esta oportunidad no sólo se fue en contra de los procedimientos legislativos, como siempre, sino en contra de una tradición histórica de la educación venezolana. La Ley Universitaria les permitiría cerrar el camino de crecimiento autónomo y autogestionario de las instituciones tradicionales y nacientes. Crearía falsas expectativas al promover una participación mal orientada, llena de demagogia y acciones irrealizables. Se impone, pues, una revisión profunda de su contenido sobre la base de una participación de expertos, académicos y estudiantes, especialmente de quienes han demostrado su capacidad de estudio y dedicación a su carrera.
Otro de los hechos deplorables fue como se han expresado sobre el Expresidente Pérez. Ello constituye otra evidencia de falta de tolerancia y toca el nivel de insensibilidad. Yo en forma muy sencilla lo adversé, pero eso no implica que no tenga consideración ante su investidura y en momentos de transcendencia. En su gestión realizó lo que creyó conveniente para el País dentro del marco de lo democrático. Eso es lo que diferencia al Estadista del simple gobernante de turno. Así, ante las crisis, el primero diría “la República tiene unos recursos de reserva”, el segundo, como en efecto así fue, diría “yo tengo unos realitos por ahí”.
Sabemos que este año será difícil. Eso quedó demostrado con la instalación de la Asamblea Nacional, en donde se hizo gala de la nueva geometría del poder sobre la base de la mitad más uno. Todo ello con el silencio de los demás poderes e instituciones del Estado. Adiós a la participación, al acuerdo negociado y a la representación de grupos, especialmente de las minorías. Adiós a la inmunidad parlamentaria. El colmo fue que se ofrecieran “carajazos” a la oposición y con ello al 52% de los votantes venezolanos.
El nuevo dueño del país hará ver el 2011 más duro ya que su forma de actuar es el de complicar todo, el de hacer sentir el caos y no los patrones y las regularidades ya que eso iría en contra de sus planes. Disfrazado de cordero da pasos hacia atrás para coger impulso, para darse tiempo.¡Qué táctica! Así que, debemos observar y accionar con cuidado ante las decisiones de vetar la Ley y de no aumentar el IVA. Por supuesto, ellos constituían detonantes como el de la gasolina en tiempos de la Cuarta República.
Sin embargo nos queda la posibilidad de trabajar hacia perfiles de mejor inteligencia, sentimiento, compromiso, racionalidad y experticia como revoluciones del conocimiento y del progreso, en oposición a la revolución armada del emperador. Esos perfiles serían las armas de una verdadera revolución del pensamiento y de la acción guiada por deseos de trabajo, opinión justa y acción democratizadora. Ello permitirá frenar esta falsa revolución caricaturesca.
Dr. Antonio Fuguet Smith.
Coordinador de la Línea de Investigación
En políticas Públicas e Innovaciones Educativas.
Doctorado Educación, UPEL-IPC.
afuguet@cantv.net
Enero, 2011.
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