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viernes, 18 de junio de 2010

Revolución y Caricatura: Club de trasnochados

Dr. Antonio Fuguet Smith

Deseo escribir esta segunda entrega sobre revolución y caricatura inspirado en varios escenarios. El primero, es el escrito de nuestro compañero Jesús Elorsa sobre el club de trasnochados; el segundo, sobre los recuerdos que tengo sobre la consolidación de los Institutos Universitarios y sus conquistas académicas y gremiales y, el tercero, con algo que me he encontrado al revisar el aporte de clásicos de la educación, esta parte la llamaré, un cuento que no es cuento. Estos escenarios nos pueden ilustrar el porvenir de la patria.

1) Jesús, nos lista algunos docentes - lástima - trasnochados física y mentalmente, que estoy seguro estaban Doménico Rasputín, Upelino y Román Polansky (no confundir con el cineasta), entre otros, pseudónimos que utilizan para enviar mensajes vía net insultantes contra las personas pero no contra las ideas. Jesús valientemente firma su escrito, como lo hacen David Vivas, con el pueblo de las manos desnudas y humildemente yo, cuando escribo, algunas veces.
Dijo que ellos recordaban cuando…. luchaban por una Venezuela libre y democrática y ahora son autócratas, militaristas y totalitaristas.... luchaban por la autonomía y ahora defienden la imposición de autoridades interventoras.... defendieron la democratización y ahora aplauden la suspensión de los procesos electorales…. lucharon por reivindicaciones y ahora apoyan la congelación de salarios…. defendieron el derecho laboral y ahora apoyan la exclusión contra los docentes egresados de la Upel…. se opusieron al cerco presupuestario y ahora son indiferentes…. Fueron frontales contra los allanamientos y ahora llaman héroes a los que asaltan la comunidad y propician una campaña sucia para tapar sus prontuarios…. denunciaron el nepotismo, pero callaron ante los nuevos dueños y oligarcas de país…. creyeron tener pensamiento crítico y están dándole paso al pensamiento único y dogmático.... lucharon por la transparencia pero cierran los ojos ante el despilfarro nacional…. consientes de ello, buscan cómo aliviar sus penas y, finalmente, en forma acrítica y sumisos marchan gritando sus consignas, como una comparsa – caricaturesca – de fascistas.

2) Semejante descripción, muy ajustada a la verdad, me lleva a trasladarme al pasado, como una instancia de reflexión y escenario para el aprendizaje. La consolidación de los Pedagógicos, Politécnicos, Institutos de Tecnología y Colegios Universitarios se dio al lograr sus conquistas académicas y gremiales paulatinamente, por medio de una lucha en donde sobresalió el Padre Pedagógico y su Asociación de Profesores, conocida entonces como APIPC. Las universidades libraron su proceso haciendo integración con los institutos. Se dieron acciones en todos los órdenes para lograr las actas convenios, las normas de homologación y otros instrumentos que permitían reflejar la lucha en conquistas como: democratización, autonomía, derechos académicos, laborales y gremiales.
Me acuerdo que nos acompañaron en esa lucha personalidades que, posteriormente, en busca de una Venezuela mejor, creyeron en un cambio de gobierno. Algunos quedaron asombrados y desilusionados por el giro y camino que tomó el “poceso”, y en consecuencia, lo abandonaron. Este intento revolucionario perdió la perspectiva puesto que se ha convertido en el cambio de una hegemonía por una peor. Pero mi asombro es que algunos persisten en defender esta caricatura de revolución, otros permanecen inmóviles. Creo que se perdió la instancia profesional para dar paso a una clase de docentes universitarios que velan por sus intereses y no las del colectivo. No tienen cómo explicar su apoyo al interventor, al atropello, el aplauso al jefe, la emulación al militarismo, la defensa de las guerrillas y terroristas y, sobre todo, la aceptación del show que hace el jefe cuando interviene y encadena los actos académicos de graduación de las Instituciones bajo su poder, convirtiéndolas en espacios de plena y continua campaña electoral y promoción del régimen. No les importa que jóvenes y profesionales talentosos emigren en busca de mejores condiciones de vida democrática y libertad económica, a muchos nos ha tocado vivir tal situación. En consecuencia, algunos andan cabizbajo, de bajo perfil y auto-regulándose. No defienden ni se enfrentan al régimen, son los nuevos ciudadanos de la revolución: los “ninis”. Estas personalidades se prestan para facilitarle el camino al estado interventor, ese que tiene - en algún momento - que arreciar, de
tal forma que vendrá una prohibición de todo, especialmente de los libros, o sea, las ideas. Así que estos personajes son tan culpables como los del club de trasnochados.

3) Ya he plantado que hay cosas por venir, no me refiero a la cosa platónica, creo que a esta revolución le falta la reflexión de la onto-epistemología del gran filósofo, especialmente sobre la cosa pública en una dirección correcta. En esta dinámica, al revisar el aporte de clásicos de la educación, me he encontrado con algo que - como ya dije – la llamaré el cuento que no es cuento.
Al asistir a la Conferencia de la Sociedad de Educación Comparada e Internacional (CIES) de los Estados Unidos en New York, en el 2008, pude participar en la presentación de algunos trabajos sobre el impacto de la obra de John Dewey en la educación de algunos países como Alemania, España, Argentina y Sudáfrica, entre otros. Se destacaron como sus más importantes obras: Educación y Democracia y Mi Credo Pedagógico, ente otras. En este escenario me impactó profundamente algunas informaciones que creo es hora de compartir con mis colegas de la UPEL y con el magisterio venezolano en general, por cuanto ya es hora de reaccionar ante las pretensiones del régimen actual.

Todos los docentes venezolanos que nos formamos en eso que despectivamente llaman la 4ta.República - esa que envió de gratis a estudiar en el exterior a varios de los hoy trasnochados y ninis - hemos estudiado las obras no sólo de Dewey y su impacto a lo que hoy se conoce como la escuela de la acción, nueva, abierta y centros de innovación pedagógica. Nos formamos con autores como Luzuriaga, Nérici, Lafourcade, entre otros, cuyos libros vinieron de editoriales argentinos. A Lorenzo Luzuriaga le tocó vivir por dos veces el impacto de la dictadura, de regímenes que sólo se miran hacia dentro y hacia abajo y desprecian la plenitud del sol como imagen de la sabiduría y la verdad, en el caso de Argentina, impregnado de demagogia y eufemismos. A él le tocó, francamente, dejar España en la búsqueda de libertad, para crear y dar. Llegó a una Argentina relativamente libre, cuyo cuerpo docente y profesional estaba presto para recibir conocimiento. Ahí tomó fuerza el pensamiento de Dewey puesto que Luzuriaga tradujo sus obras. Pero un nuevo régimen, dictatorial, cerrado de mente y espíritu, optó por prohibir la lectura y publicación de la obra deweyana, aunque por poco tiempo, especialmente Educación y Democracia, ya que era la base del pensamiento libre, progresista e innovador, base que conjuntamente con otros clásicos, estimulan el desarrollo del pensamiento autónomo y libre. Él tuvo que abandonar por un tiempo su nueva patria. Visitó a Venezuela, lo tuvimos en nuestras aulas, hasta que volvió a Argentina a luchar por la educción y la democracia.

¿Estaremos viéndonos nosotros en este escenario cruel? ¿Sólo nosotros podemos hacer lo posible para evitarlo? Entiendo que el gobierno actual es poderoso, que utiliza los recursos de todos los venezolanos para imponer su credo e ideología. Creo que nuestro mejor recurso es la argumentación y el poder de convocatoria de una reserva moral del magisterio. Si no lo logramos, quizás seremos culpables todos, pero algunos, los trasnochados y ninis, serán más culpables que nosotros. Este es un cuento que no es cuento.

ver primera parte en este mismo blog el 1 de mayo

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